El vino tinto nos rejuvenece al sacar de nosotros los radicales libres del oxígeno, causantes, tanto del deterioro de nuestra piel, como de otros padecimientos crónicos que afectan al organismo.
Tiene agentes que hidratan la piel, favorece la microcirculación que tonifica los músculos, ejerciendo un efecto rejuvenecedor y una sensación de relajación; con todos estos beneficios nace la vinoterapia, la cuál consiste en realizar tratamientos cosmecéuticos mediante la utilización del vino, la uva y todos sus elementos como: hollejo, semillas, sarmiento, mostos, etc.
Ya sea como materia prima sin tratar, o procesados como cremas, mascarillas, geles, etc. Estos efectos se deben a que contiene una fuerte concentración de sales minerales que son perfectamente asimilables por el organismo, tales como: el calcio, potasio, magnesio, silicio, zinc, y el anión sulfuro el cual posee hasta 50 veces mayor acción antioxidante que la vitamina E y 30 veces más poderoso que la vitamina C.