Ni juzgues, que ni conoces (segunda parte)

Hola, tiempo sin «vernos».

¿en qué me quede…?

¡ah, sí! En Enero de 2008, comenzaba mi segundo semestre de Diseño gráfico en Cuernavaca. Asistí a la primera semana de clases y me di de baja a la semana siguiente jeje porque yo ya había decidido irme lo más pronto posible. Si bien todavía pasaron algunos meses antes de poder preparar todo para mi mudanza y las confrontaciones con mi madre continuaban e incluso se intensificaron por mi baja de la carrera, en el fondo yo ya me empezaba a sentir diferente, pues sabía que todo cambiaría en cuestión de semanas ¡ah sí! para esto a mi madre no le dije nada de mis planes de irme, hasta unos días antes de la fecha histórica…

Los primeros meses del 2008 fueron mi primera probada de la vida nini, no trabajaba y había dejado la carrera, sin embargo no me sentía como una nini en ese entonces pues no fueron meses de recreación, sino de una reconfiguración de mis planes, de mi entorno, mis emociones, etc. Ya no estoy segura, pero creo que fue un 21 de Mayo que yo llegué a vivir al D.F. Mi padre al cual le pedí asilo político por un correo electrónico, fue por mí en su auto, mi hermana menor y mi novio en turno (jaja como si tuviera uno nuevo a cada rato ¡ojalá! [Así es, soy un poco promiscua jaja no, más bien soy de esas bobas “enamoradas del amor”]) me ayudaron a montar mis cosas y de hecho hasta me acompañaron a conocer mi nuevo hogar. No recuerdo bien cómo me sentía NI qué pensaba en el trayecto de Cuernavaca a la gran ciudad, NI de qué se platicó en el auto jaja…

Lo que sí recuerdo es que al poco tiempo de haber llegado al D. F. noté un cambio muy positivo en mi estado de ánimo, pues la situación tanto económica como emocional en la que vivía eran mucho más estables que antes. Sin embargo, al haberme mudado a mitad de un ciclo escolar, al llegar al D.F. no pude retomar los estudios de inmediato, así que me tomé un descanso, ni modo jaja, pero no lo sentí tanto como un descanso de la escuela, sino de todo el drama que había tenido que soportar durante varios años en mi propia casa, ya que por fin estaba en un lugar donde tenía más paz y tiempo a solas.

Durante estos meses de libertad en el D.F. aproveché para darme a las drogas, el alcohol y el rock and roll, y se la volvieron a creer jajaja. No, de hecho aproveché para conocer la ciudad y familiarizarme con el transporte público, porque si bien ya había estado de visita en la capital varias veces, nunca antes me había visto en la necesidad de moverme por mi cuenta y la verdad a mí me gusta andar de pelo suelto y de forma independiente por las calles. Debo decir que el perderle el miedo a una ciudad tan estigmatizada en provincia definitivamente ayudó a subir mi autoestima, reforzar mi confianza y mitigar un poco la etiqueta de idiota-malagradecida que ya me había introyectado por haber dejado la carrera. También use estos meses para mejorar mi nivel de japonés por mi cuenta y cursé mi primer trimestre de ruso en una escuela en la Roma, así que tan NINI no era yo, además mi sabático fue sólo de tres meses…

Así que, con mis energías renovadas me empeñé por retomar la licenciatura en el D.F. Estaba tan motivada y decidida que NI me importó volver a empezar desde el primer semestre, aunque yo ya había concluido uno exitosamente en Cuernavaca, esto también se debió a que los planes de estudio de ambas instituciones eran muy distintos, pero en fin. Cabe mencionar que mi padre NI tuvo que “motivarme” NI decirme nada dos veces, yo misma agarré y busqué distintas opciones y tomé mis propias decisiones. Al final opté por una universidad de paga. Mis razones principales: la cercanía (no quería perder horas de mi vida en trasladarme y quería mantener mi sano hábito de caminar) y una beca del 40% de descuento gracias a mi “excepcional” promedio de preparatoria 9.4, dejen les presumo.

En fin, cuando parecía que mi vida estaba mejorando y que el sol por fin brillaba (pésima metáfora ya que yo prefiero los días lluviosos y aborrezco los días soleados, pero saben a lo que me refiero) mi re-ingreso en la carrera coincidió con mi novio diciéndome “no sé si siento algo por ti” seguido por una abrupta ruptura que duraría mes y medio, así es, el perro regreso y yo le di de comer.

A mí antes estos temas del desamor me alteraban de una forma desmedida, pero ahora, pues, lo normal jaja por suerte en ese momento pude enfocarme en retomar mi carrera; levantarme temprano, bañarme jaja, hacer tareas, tomar notas en clases, preparar mi almuerzo etc. Todas estas acciones cotidianas me distrajeron de pensar en mi ex y su “traición” jaja también ayudó mucho conocer gente nueva, divertida e/o interesante, me refiero a mis compañeros de clase (Un saludo con mucho cariño a mi ex compañero de clases, David B. Montoya, que nos está leyendo, uno de los pocos estudiantes con talento y pasión en esa generación y que jugó un rol un tanto fundamental en esta historia, ya verán por qué…) nunca tuve en realidad ningún candidato a nuevo novio ¡carajo, ni siquiera a un burdo faje! triste caso el mío jaja…

Si bien los sentimientos de la ruptura no fueron demasiado intensos como en otras ocasiones, siguieron siendo una piedra más (excelente metáfora, amo las piedras jajaja) que tontamente eché a mi costal de malos recuerdos y pésimas experiencias, el cual de por sí ya pesaba…

Diantres, en serio creí que podría contar mi super EMO-cionante historia de NINI en dos patadas…

¡Pero no he llegado ni a la mejor y más “mórbida” parte!

Prometo que la tercera parte también será la última.

Gracias por su atención.

PS: El dibujo viene poco al caso, pero lo hice ayer y me gustó jaja

Al fin que siempre me he sentido como una bicha rara 🙂

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Los quiero, bye jaja

Un comentario en “Ni juzgues, que ni conoces (segunda parte)

  1. Me tienes pegada a la pantalla con tu historia. Entiendo bien tu sentimiento de aprender a moverte libremente por la ciudad de México, yo me sentí muy bien por poder hacerlo. También entiendo muy bien eso que dices de que a veces las rupturas te perjudican en forma desmedida, pero es muy padre cuando uno aprende a controlar las emociones mejor y seguir con su vida, con el dolor ahí, pero a pesar de todo, y creo que eso ayuda a salir más rápido.

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