33 cosas que aprendí en Barcelona (primer parte)

Hola queridos lectores ¿me recuerdan? Espero que sí. Tiene mucho que no escribo y hoy me gustaría reencontrarme con ustedes con algo muy especial

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(Barceloneta, 2013. By: Dira)

Hace exactamente un mes regresé de la que considero, ha sido la experiencia más gratificante de mi vida. No por haber ganado un sueño (obtuve una beca de movilidad internacional a Barcelona, España), o por haber vivido en una ciudad tan hermosa, creo que ni siquiera por todo lo que viví o las personas que conocí, no. Ha sido la experiencia más gratificante de mi vida porque aprendí de todo lo anterior, y créanme, eso es inigualable.

Aprendí. Mientras escribo esto me doy cuenta de lo difícil que ha sido darme cuenta que mi sueño en Barcelona terminó, que quizá escribo esto más para mí que para ustedes queridos lectores, pero ya es hora de compartirles algo que va más allá de lo que cierto autor dice sobre tal tema o sobre mi postura ante tal problemática en el campo de la educación. Lo que hoy leen es a Dira, hablando de la pedagogía de su vida, así que espero que lo disfruten.

Primero quiero introducirlos para que comprendan el contexto de éste post:

Hace aproximadamente un año, justo es estas fechas, me senté en la oficina de la jefa del Departamento de Intercambio Académico de mi universidad (la Universidad Pedagógica Nacional) y recibí la noticia: había sido seleccionada para concursar por una beca de movilidad internacional. Era mi sueño. Llegar a Barcelona no fue un camino fácil, aquella reunión fue la primera de muchas y ninguna fue tan feliz como la primera; cada día a partir de ese fue un ir y venir de esperanzas, de problemas, de trabas, de rechazos, de papeles, firmas, cartas, llamadas, preocupaciones, de emociones, de felicitaciones, de llantos, etc.; pensaba que trabajaba por cumplir mi sueño pero muy dentro de mí nunca creí que fuera a ser real, hasta que lo fue. El 04 de Septiembre de 2013, después de haber ganado la beca, finalizado todos los trámites y tener en mis manos una VISA y un pasaje de avión, me despedí (en persona y por teléfono) de lo que entonces era mi presente en México: mi familia, mis amigas y amigos, mi pareja, mi casa… me despedí de aquella realidad que creí podía suspenderse en el tiempo y esperar a mi regreso; y tome un avión. Comenzó la aventura. Un nuevo país, una nueva ciudad, todo nuevo, hasta mi vida.

De aquello ya han pasado 6 meses; estoy de nuevo en México y mi vida dio un giro de 360°. Podría escribir tanto de cada día posterior hasta hoy pero no tiene caso relatar toda la experiencia (quizá después si les interesa), es más, creo que si lo hiciera éste post seria inmenso (más). Lo que ahora sigue es presentarles un poco (33 es un número aleatorio) de lo que para mí fue el eje transversal de mí experiencia: lo que aprendí.

Sin más, comencemos.

Aprendí:

  1. Que no es lo mismo estar en España, que estar en Cataluña. Barcelona pertenece a la comunidad autónoma de Cataluña y a pesar de formar parte del Reino de España, desde el siglo XVIII busca su independencia pues se considera a sí misma una nación; así, cuando llegue a Barcelona descubrí que, en la mente e ideales de muchos catalanes, yo no estaba en España.
  2. Que el 11 de septiembre no solamente se celebra mi cumpleaños y se conmemora la caída de las torres gemelas. También se celebra la Diada, la fiesta nacional de Cataluña; no es precisamente una celebración, pues se conmemora la caída de Barcelona durante la Segunda Guerra de Sucesión en 1714 y la abolición de las instituciones catalanas, es decir, la última vez que Cataluña estuvo a punto de ser independiente. En 2013 la Diada fue muy significativa, puesto que, pude presenciar cómo se unieron en una cadena humana de más de 400 km, todos aquellos catalanes que pedían poder votar por su independencia. Para mi significó mucho.
  3. Que vayas con el programa que vayas, para la mayoría de las personas siempre serás “Erasmus”. Al ser el Erasmus algo tan común en Europa la mayor parte de las personas creen que todos los estudiantes extranjeros somos parte de mismo programa y por más que expliqué, al final hasta yo terminé convenciéndome que era Eramus, porque he de aceptar que es una experiencia única.
  4. Que lo importante de cumplir un sueño es disfrutarlo. Aquí aplica el “no importa el destino si disfrutas el camino”. Me estrese durante una parte de cumplir mi sueño que llego un punto en que deje de disfrutarlo, y cuando me di cuenta, aún cumplido seguía sin disfrutarlo y entonces ¿qué caso tenía? Fue hasta que comencé a disfrutarlo que lo viví.
  5. Que hay que viajar con lo indispensable. Me hubiera gustado comprender antes que no por irme a vivir un tiempo a otro país necesito cargar con todo mi closet, o mis problemas en el país de origen, porque al regreso todo lo que simbólica y físicamente va en la maleta es nuevo.
  6. Qué es gastar en euros. Cuando me fui 1 euro equivalía a 17.50 pesos mexicanos, y aunque mi beca era buena y siempre logré solventar los gastos, fue sorprendente ver como en países miembros de la Unión Europea (sin contar a Gran Bretaña) mis pesos no valían mucho. Tanto la comida, como las actividades de ocio o el transporte para mí siempre fueron caros porque aunque aquí jamás hubiera gastado tales cantidades, comprendí que no podía comparar los gastos en un lugar y el otro porque son lugares distintos, y la mejor manera de aprender a gastar en euros es dejar de pensar en pesos mexicanos.
  7. Que si digo que soy mexicana en un país europeo invariablemente me preguntarán por los burritos, el picante y el narcotráfico. Porque, efectivamente, esto era lo que me preguntaban después de escuchar de dónde provenía; al principio fue algo que me causo muchas molestias porque pensaba que ni México ni nuestra cultura se reduce a eso, y en efecto, no se reduce a eso, pero después comprendí que la mayoría de las personas era lo que reconocían como mexicano gracias a los medios masivos de comunicación como única fuente de información.
  8. Que el castellano, es una lengua inigualable y sumamente rica. Yo hablo castellano como lengua nativa pero nunca me había percatado de la riqueza de mi lengua hasta que conviví con personas de otros países de habla hispana; cada uno tenía una cosmovisión diferente con respecto al significado y uso de las palabras, y a pesar de hablar el mismo idioma, nuestros referentes no eran los mismos.
  9. A confiar en mí. ¿Por qué no decirlo? Me siento bien conmigo mismo ahora que he después de todo lo vivido, confío en mí para hacer todo aquello que cruza por mi mente. Hasta me pregunto ¿por qué no lo hice antes? Hubo tanta gente que confío en mí antes, durante y después de esto, que me parece increíble no haber hecho lo mismo. Mi vida es sólo mía y aunque puedo compartirla con otros, al final, el destino y el camino los elijo yo, y si confío en mí, pase lo que pase, sabré llegar a donde deseo.
  10. A decir muchas groserías en diferentes idiomas. Parte de lo comprender a otras culturas es, aunque suene burdo, aprender de lo que para dicha cultura es ofensivo o gracioso. Así, ahora sé que si estoy en Chile mis “chingaderas” no tienen mayor sentido, pero si digo “Concha tu madre” sí, lo mismo en Argentina con “vete a la concha de tu hermana”; o que aunque aquí “mierda” no sea una grosería tan grave, en España parece ser una palabra común y en Alemania (Scheiße) una palabra para referirse a una situación o acción, pero no un destino.

He decidido cortar en 10 la primera parte de las 33 cosas que aprendí en Barcelona, para poder ir procesando cada parte, así que sin más por el momento, nos leemos en la segunda parte.

3 comentarios en “33 cosas que aprendí en Barcelona (primer parte)

  1. Que bueno que te ha agradado.
    Se denomina «Erasmus» al programa que apoya y facilita la movilidad académica de estudiantes y profesores de los Estados miembros de la Unión Europea o pertenecientes al espacio económico europeo. Existe también un programa llamado «Erasmus Mundus» que contempla la movilidad entre países con economías estables. El programa con el que yo me moví fue el que otorga el banco Santander, y se denomina «Convenio Bilateral».

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