Las hormigas van al cielo

  Mientras me limaba las uñas en la mesa, observaba a un montón de hormigas rondar sobre las sobras de pastel que estaban frente a mí. Sin pensarlo me entretuve aporreando la lima y matando las hormigas que quedaban al paso.
Tras unos minutos había decenas de cadáveres de hormigas sobre la mesa, había cometido un hormiguicidio.


Al ver tal escena reflexione acerca de mi acción; ¿quién me había nombrado Dios de las hormigas para decidir cuál vivía o cual moría? ¿A caso mi naturaleza humana no me dejaba sentir ni el más mínimo remordimiento por haber  matado decenas de seres vivos? Al final de cuentas ellas solo hacían su trabajo y hasta me hacían el favor de reutilizar mi basura, la mala suerte fue quien las puso frente a mí con tiempo para matarlas.

Esta reflexión me llevo a pensar que el ser humano por naturaleza siempre tiene el ego muy alto, creemos tener la vida en nuestras manos, crecemos con la idea de que todo aquello diferente a nosotros es inferior por lo tanto podemos acabar con ello sin la más mínima consideración.

  Todos los días  asesinamos a sangre fría a  millones de seres vivos, y en ocasiones como esta sin una razón significativa.

  Talamos árboles que llevaron miles de años en crecer, acabamos con especies de animales que jamás volverán, matamos más humanos como si de hormigas se tratara, con razón dicen que somos una plaga.
¿Será que no tenemos educación? Que la palabra respeto, ¿es algo que no conocemos?. A caso ¿no mancille las almas de aquellas hormigas al aplastarlas como si nada? , ¿Las insulte al tratarlas como si fueran nada? Ellas tenían vida y yo se las quite; ¿eso no me convierte en asesina?, ¿Por qué  soy más valiosa que ellas?.

Nunca nos detenemos a pensar en estos pequeños y valiosos detalles, simplemente vamos por este mundo matando y arrasando con todo hasta que un día viene un microorganismo diminuto y nos mata de una infección estomacal y nos recuerda que al fin y al cabo nuestra vida se acaba al igual que la de una hormiga.

2 comentarios en “Las hormigas van al cielo

  1. Gracias por comentar.
    Me quedo con esto: «No somos muy diferentes de cualquier otra desgracia aleatoria que le puede pasar al planeta». Es totalmente cierto y es por eso que deberíamos quitarnos un poco de egocentrismo y vivir mas empática y respetuosamente con el planeta sin importar si es humano, animal, insecto o planta.

  2. Creo que la idea que tú buscas es la de empatía, y te refieres a nuestra falta de empatía. El problema no es que consumimos, sino que consumimos y matamos de forma abusiva. La actividad humana, irremediablemente, va a tener un impacto ecológico, y la única forma en que ese impacto se redujera al mínimo posible es que vivamos como animales.

    Siempre he creído que nos damos aires de trasatlántico como especie. El uso de la razón no es más que una adaptación evolutiva. Los seres humanos estamos sujetos a las mismas reglas de selección natural que el resto de los animales. Sí, causamos extinciones…sí, creamos basura al por mayor…pero si nuestras características como especie conducen a nuestra extinción, pues qué triste por nosotros, pero a escala evolutiva, planetaria, galáctica o universal, nuestra existencia es realmente irrelevante.

    Para el resto de los animales no somos más que un cambio en las condiciones. Quienes puedan adaptarse a nosotros, lo harán, quienes no, desaparecerán…la única diferencia que existe entre nosotros y una plaga o un desastre natural es que somos capaces de sentir culpa, pero no somos muy diferentes de cualquier otra desgracia aleatoria que le puede pasar al planeta.

    Curiosamente, yo rara vez mato insectos, salvo cuando me agreden (caso de mosquitos, chinches, garrapatas…vamos…las cosas que me atacan por comerme…jejeje), y siempre saco de casa a las polillas, catarinas, arañas, grillos, abejas, avistas…etc… 🙂

    Me encantó tu idea y tu texto…

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